Para apoyar al paciente diabético, primero hay que comprender que existen por lo menos seis fases del proceso de aceptación de la enfermedad, y según estas fases, esa será la actitud que debemos tomar para ayudar a dicha persona.
Desconcierto
Un buen número de personas a quienes se les diagnostica la diabetes, se sorprende, y obviamente la primera reacción es el desconcierto, la incredulidad, lo que hace que se racionalice el resultado y se buscan juicios. Es un momento en el que el cambio de vida se observa muy nebulosa, se piensa en la muerte, en el no poder seguir disfrutando de lo que se disfrutaba (la comida de todo tipo).
Negación
Como consecuencia de la primera actitud hacia la enfermedad, surge la negación, en el que aun con las pruebas médicas y científicas, la persona diabética indica no estar enferma, que eso no es así, por lo que puede seguir degustando de todo tipo de alimento puesto que no le hará daño.
Enojo
Sin embargo, cuando las consecuencias se experimentan al sufrir quebrantos de salud, o al no poder saborear, de comidas y todo lo concerniente a los alimentos, surge un enojo en él se impregna de impotencia frente la afección, ya que no es tan fácil cambiar de actitudes de manera inmediata.
Acuerdo
El mismo paciente con la familia, deben pensar en cómo ayudarlo a mejorar su estado de ánimo, de salud, y actitud frente lo que debe consumir ahora en adelante en relación a su alimentación.
Desanimo
Habrá momentos que decaen en la dieta, el consumo de medicamentos para la nivelación de la glucosa, etc. Pero la familia en este sentido debe ser el apoyo principal y no claudicar en relación a las actitudes positivas y correctas.
Conformidad
Esta es la última fase en relación a las actitudes de los pacientes diabéticos ante la enfermedad, después de sufrir miedo, el desconcierto, el desaliento, y la pérdida del ánimo, la persona culmina por aceptar la enfermedad, por lo que aprende a vivir con ella.
Necesitas
El apoyo familiar a las personas que sufren este tipo de patología, es indispensable, la familia es la primera fuente de triunfo o de fracaso contra dicha enfermedad.
La familia no solo debe apoyar psicológica y emocionalmente al paciente diabético, sino debe compartir sus necesidades en relación al tipo de dieta, la consejería en relación a la ingestión de medicamentos indicados por el médico, y sobre todo no tentar al paciente a consumir alimentos que le dañaran tanto físicamente como emocionalmente.