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El planteamiento para hacer un discurso puede ser muy variado en función del tema sobre el cual vamos a tratar, pero la estructura viene a ser la misma, podríamos compararlo con un esqueleto, el cual para todas las personas, está distribuido de igual forma, aunque todos seamos diferentes por fuera.
Dicho esto, desgranaremos el discurso en sí, seguiremos unas pautas en cuanto al orden y al contenido, con lo que conseguiremos, un discurso potente, con un toque de nosotros mismos, claro y conciso, dirigido a un determinado público, en resumen llegaremos a todas esas personas que lo escuchen, sin dejar a nadie indiferente.
Cómo hacer un discurso paso a paso
1 El primer requisito para hacer un discurso, será adecuar nuestro vocabulario dependiendo del tipo de gente que van a escucharlo. Trataremos de ser más o menos específicos en el vocabulario que adoptaremos, siendo más elaborado cuando el público sean profesionales, y menos especifico cuando encontremos gente de todos los ámbitos en la sala.
2 Procuraremos comenzar el discurso, con una presentación breve de nuestra persona y del tema en cuestión que vamos a tratar. Seguidamente nos centraremos en la introducción de ese tema, con alguna anécdota cercana, la cual nos vaya posicionando, para deslizar el torrente de información más precisa que pretendemos descargar en los oyentes.
3 Una vez metidos en materia, no dudaremos en hacer las pausas necesarias, tanto para soltar alguna anécdota más, que mantenga el clímax de la sala con un ambiente más discernido, como para contestar alguna pregunta que nos ayude a seguir manteniendo la atención y a hilar el resto del discurso.
4 Terminaremos el discurso dejando en el aire preguntas para que la gente se planteen y acaben resolviendo por sí mismos, no sin antes haber respondido a la inevitable ronda de ruegos y preguntas.
Necesitas
- Papel y bolígrafo.
- Buscar información del tema a tratar, y mucha confianza en sí mismo.
Consejos y sugerencias
- Una buena forma de acabar un discurso, es que las últimas palabras sean una frase célebre, de algún genio, eso hará que el punto y final del discurso sea solemne e intelectual, dejando paso a los aplausos que habréis merecido.
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